lunes, 5 de octubre de 2009

Borradores 1

Ahora sí llueve... no llueve a cántaros pero se oye, se oye desde arriba, desde abajo y desde el medio, llueve una vez y para de llover, vuelve a llover.
Los autos arrastran y empujan y friccionan esa lámina fina con la que se cubre el pavimento. Ella está, ella siempre está bajo la lluvia.
Enciende un cigarrillo cubriéndose bajo un balcón, aprovecha que el viento no empuja las gotas y no moja sus frustraciones.
La noche es larga, para fumar mil o para no fumar, le da igual... podría acabarse un atado y comprar otro, siempre pueden comprarse más.
Con un movimiento mecánico de muñeca perfectamente coordinado con sus dedos tira el cigarrillo, la lluvia se suma con el agua de la vereda. Se potencian, se potencian, se potencian y lo apagan mientras ella piensa.
A mí... me cuesta tanto apagar un cigarrillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario